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MANUEL BARTUAL DESVELA 'TODOS TUS SECRETOS'

 



MANUEL BARTUAL DESVELA 'TODOS TUS SECRETOS'

 

La continuidad pluscuamperfecta siempre ha sido un Santo Grial en el cine, una cima casi inalcanzable para un formato basado en el encuadre y la elipsis temporal. Pero su atracción siempre ha sido poderosa para el cineasta, dejándose intuir en películas pasadas a considerarse casi experimentos: desde los planos secuencia de fuerza de ‘La soga’ (Alfred Hitchcock, 1948) al único e indivisible de ‘El arca rusa’ (Aleksandr Sokurov, 2002), pasando por la pantalla dividida de ‘Timecode’ (Mike Figgis, 2000) en plena emulsión digital. Y es que la aparición de lo digital, unida a la accesibilidad de un espectador voayeur e interactivo, era la última señal de una profecía que venía avisando de que las reglas del lenguaje cinematográfico no volverían a ser las mismas.

 

Ha habido muchos intentos para poner a prueba la anquilosada linealidad argumental, y sin duda habrá más y mejores ejemplos del que nos toca con ‘Todos tus secretos’, pero por lo pronto este título español ya puede decir que es el primero en grabarse con webcam y dividiendo la pantalla en nueve escenas casi de continuado. La continuidad pluscuamperfecta que ha rozado el dibujante y cortometrajista Manuel Bartual con su primer largometraje.

 

 

El propio Bartual nos reconoce que “uno de los motivos por los que no me había animado a poner en marcha un largo antes era precisamente por el respeto que algo así me produce”. Pero encontrarse con la propuesta de la plataforma #littlesecretfilm de hacer una película para Calle13 dentro de una colección de historias de suspense grabadas en tiempo record sirvió de resorte. “Lo bueno del formato de ‘Todos tus secretos’ es que se ajustaba mucho mejor a las condiciones y recursos del proyecto, ya que al poder construirla de manera natural a través de largos planos secuencia, nos resultó fácil grabar mucho material en poco tiempo”, dice el director.

 

De este modo, se hace fuerte la matriz de ‘Todos tus secretos’ una historia colmena pergeñada con nueve webcam que nos permiten violar la intimidad de un buen puñado de personajes a través de su propio ordenador, dotando al espectador de una sensación voayeurista que le coloca en una inusitada posición entre la omnipresencia y la culpabilidad.

 

 

Este concepto de realización plantea, a priori, una nueva cuestión interpretativa que va más allá del juego actoral, pensando en la reacción de un brillante elenco interpretativo (formado por Cristina Gallego, Dani Pérez Prada, Rocío León, Xabi Tolosa, Lorena Iglesias, David Pareja, Raúl Navarro, Ingrid García Jonson, Pepón Fuentes y Miguen Esteban) expuesto al novedoso objetivo de una cámara indiscreta (la webcam) ideada para ir más allá de la ficción.

 

En este aspecto, destaca Bartual, “Lorena Iglesias comentó que el hecho de no tener delante una cámara al uso, sino una webcam que pasaba desapercibida, le ayudó a entrar y manejar de manera natural sus escenas”. Mientras que, “en cuanto al tema del voyeurismo, es algo con lo que el formato juega deliberadamente desde el comienzo de la película”, dice el realizador, consciente de que empleaba un lenguaje nada canónico. “Antes siquiera de sentarme a escribir el guión grabé una prueba de siete minutos para comprobar si el formato funcionaba y valorar sus posibilidades”, descubriendo así que en los pases preliminares el público desarrollaba una dicotomía entre la animadversión de descubrir así a los personajes y la adicción de querer saber más. “Ahí ya vi claro que el formato podía funcionar muy bien”, sentencia Bartual.

 

 

De este modo, la prueba sociológica basada en la (no) ficción que plantea ‘Todos tus secretos’ descubre a un espectador formado pero no inmunizado ante una serie de ganchos argumentales a los que nos vemos sujetos casi sin quererlo en nuestro día a día con las redes sociales. Vídeos de gatitos y selfies tocando el ukelele se combinan con casos de corrupción conformando un sinsentido amarillista que puebla nuestro vínculo con el mundo. Sin quererlo o adrede Bartual conforma un retrato del spyware naturalista retratando a un espectador que “si estuviera inmunizado, todas esas escenas no generarían la empatía que pretendía conseguir con ellas”. Y es que más allá de su concepción formal, ‘Todos tus secretos’ plantea una posición nada complaciente para con un espectador que bien podría ver el film de Bartual, curiosear en un reality-show orwelliano sobre las cámaras de seguridad del Metro, o verse ‘Los juegos del hambre’ (Gary Ross, 2012) versión pirata sin ningún pudor.

 

Demasiadas influencias quizá, para una concepción cinematográficamente iusnatural. “En realidad la única influencia televisiva que he manejado de manera consciente ha sido ‘Black Mirror’, la serie creada por Charlie Brooker en la que se desarrollan historias acerca de nuestra relación presente y futura con las tecnologías’, reconoce Bartual, haciendo referencia a renglón seguido a otros títulos televisivos que de algún modo u otro y sin pretenderlo se han podido colar en la idiosincrasia de ‘Todos tus secretos’, como ‘24’ o el asombroso proyecto interactivo de la HBO ‘Voyeur’, “que desconocía”, reconoce Bartual, hasta que se lo mentaron después de sacar su película.

 

 

Y es que, como comentábamos, acercarse a ese Santo Grial de la continuidad pluscuamperfecta no es una quimera nueva ni mucho menos. “Mientras imaginaba la historia tuve muy presente ‘La ventana indiscreta’ (Alfred Hitchcock, 1954), por el juego que allí se plantea y que ‘Todos tus secretos’ recrea utilizando webcams donde Hitchcock utilizó ventanas. Aunque la influencia de Hitchcock creo que va más allá de lo evidente, porque en ‘Todos tus secretos’ la estructura de thriller de andar por casa es tan sólo una excusa para hablar de las miserias de sus protagonistas, tal y como sucedía en las películas de Hitchcock”. Aún así, Bartual se mantiene firme en cual fue su principal influencia a la hora de presentar un mosaico de cotidianidad sobre vergüenzas y miserias: “esas pantallas que podemos ver en el Metro o en algunos comercios, en las que se muestra un circuito cerrado de cámaras de seguridad. Me parecen unas imágenes hipnóticas, podría pasarme horas viendo cómo la gente se mueve por ellas. Llevaba tiempo con ganas de contar una historia utilizando este formato, así que acabé rescatando la idea”.

 

 

En cuanto al humor inevitable que exhalan sus historias fundamentadas en la cotidianidad, este “no estaba tan presente cuando comencé a escribir el guión, pero poco a poco se fue filtrando de manera prácticamente involuntaria hasta que entendí que la mezcla de thriller y comedia podía funcionar bien”, recalca Bartual sobre una serie de subtramas que, lejos de distraer, enriquecen el leit motiv de una película que ahonda en la vulneración de lo personal a raíz de pequeños detalles como fotos íntimas, videos de gatitos o selfies tocando el ukelele. “La escena del gato y la del ukelele son algo así como mis pequeños homenajes a Internet, porque al final Internet va un poco de eso, ¿no? gatos, ukeleles y gente compartiendo fotos. Pues en una película como ésta, donde Internet es tan importante, debía estar presente todo ello” sin ser algo explícito pero si presente por defecto.

 

 

En lo técnico, no deja de asombrar la valentía de un director novel en atreverse con un formato y una tecnología inusual (aunque cada vez más presente) en el cine. Bartual le quita hierro diciendo que, si bien “desde fuera parece algo verdaderamente complejo, la clave fue llevar todo muy atado al rodaje para evitar sorpresas durante el montaje”. Así, el guión “tiene un formato como el de cualquier otro guión, ya que nunca llegan a simultanearse acciones con el mismo nivel de importancia”. Luego, continúa el director “lo que hice fue despiezar el guión según lo que íbamos a grabar cada día, organicé el rodaje teniendo en cuenta lo que necesitábamos grabar antes, ya que hay escenas que al coincidir en pantalla con otras quedan delimitadas por la duración de aquella con la que comparten espacio, es decir que algunas partes las rodamos con cronómetro en mano, porque iban en función de otras que habíamos grabado previamente. El montaje fue laborioso pero relativamente fácil, porque una vez finalizado el rodaje, prácticamente fue cuestión de colocar todo en su sitio”, concluye el realizador.

 

 

Finalmente, cabe destacar también el modelo de distribución por el que ha optado ‘Todos tus secretos’, un proyecto que surgió el manifiesto de urgencia, accesibilidad e improvisación de #littlesecretfilm, pero que se fue transformando según las necesidades de una película nada convencional. “Hay reglas del manifiesto que acabé saltándome en beneficio del resultado final”, reconoce Bartual, “creo que lo bueno de #littlesecretfilm es que supone un buen incentivo para sacar adelante una película, pero si por el camino has de elegir entre cumplir con el manifiesto o beneficiar el resultado, yo soy partidario de lo último”.

 

De este modo, la película a pasado de presentarse en salas independientes para colgarse (sólo durante un tiempo) en Internet, accesible para todo el mundo que la quiera ver, luego se presentará a los festivales para finalmente volver al nido para el que fue concebido: la Red.

 

“El tema de colgarla gratuitamente en Internet me parece una buena manera de darle visibilidad. No es la situación ideal, evidentemente, ni un modelo que haya surgido para reemplazar a ninguno anterior, sino una alternativa, una manera de exhibir proyectos muy concretos”, dice Bartual, para concluir que “lo que buscamos todos los que hemos trabajado en la película es que la vea cuanta más gente mejor, así que ahí está, disponible en Internet a tan sólo un par de click”.

 

 

UC (Manu Cabrera).